El marido le pidió a su esposa que firmara los papeles del divorcio en la cama del hospital, pero no esperaba que ella fuera abandonada…

La habitación de la paciente, en el séptimo piso de un hospital privado, estaba inquietantemente silenciosa. El monitor cardíaco pulsaba rítmicamente y las luces estériles iluminaban los pálidos rasgos de Harley, una mujer que se recuperaba de una cirugía de tiroides.

Aún no del todo despierta por la anestesia, Harley parpadeó y vio a su esposo, Mark, de pie junto a la cama, con un fajo de documentos en la mano.

¿Está bien? Bien. Firme.

Su tono era distante, completamente carente de compasión.

Harley parpadeó confundida.

¿Qué es esto… qué tipo de documento?

Mark le deslizó los papeles y respondió secamente:

“Formularios de divorcio. Los he llenado todos. Ahora solo tiene que firmar”.

Harley se quedó paralizada. Separó los labios, pero tenía la garganta irritada por el procedimiento. Le faltaban las palabras. Sus ojos se llenaron de incredulidad y tristeza.

“¿Es esto… algún tipo de broma pesada?”

Continúa en la página siguiente.

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