EN NIGERIA, 35 CRISTIANOS ESTÁN A PUNTO DE MORIR… ¡PERO DIOS INTERVIENE CON UNA TORMENTA!
En una aldea remota de Nigeria, la tensión se sentía en el ambiente mientras 35 cristianos eran reunidos por un grupo hostil, con su destino aparentemente decidido. Los aldeanos, aterrorizados y rezando por un milagro, observaban con impotencia cómo los captores se preparaban para lo impensable. El cielo estaba despejado y la esperanza parecía perdida.

De repente, mientras el grupo se preparaba para lo peor, el tiempo empezó a cambiar. Nubes oscuras aparecieron de la nada, bloqueando el sol. El viento arreció, arrastrando polvo y escombros por el pueblo. En cuestión de minutos, estalló una violenta tormenta, con truenos y relámpagos que iluminaban la noche.
Los captores, sorprendidos por la repentina e intensa tormenta, lucharon por mantener el control. La lluvia torrencial empapó el suelo, impidiendo ver o moverse con facilidad. El caos proporcionó la protección perfecta para que los cristianos escaparan. Algunos corrieron por los campos, otros encontraron refugio en casas abandonadas, todos moviéndose rápida y silenciosamente al amparo de la tormenta.
Ante la furia de la tormenta, los captores se vieron obligados a abandonar sus planes y buscar refugio de los fuertes vientos y las inundaciones. Cuando la tormenta finalmente pasó, los cristianos habían desaparecido, a salvo y reunidos con sus familias.
La noticia de la milagrosa huida se extendió rápidamente, y muchos, tanto en el pueblo como fuera de él, creyeron que la tormenta era una señal de la intervención divina. Para los 35 cristianos, fue un auténtico milagro: un momento en el que la esperanza y la fe volvieron a la normalidad gracias a un fenómeno natural inesperado que lo cambió todo.