El flan casero es uno de esos postres atemporales que perduran de generación en generación sin perder jamás su encanto. Con su textura fundente, su delicado sabor a vainilla y su hermosa superficie dorada, ligeramente caramelizada, evoca irresistiblemente los escaparates de las pastelerías francesas, las meriendas de los domingos o incluso los reconfortantes dulces de la infancia. Una auténtica estrella entre los clásicos de la repostería francesa, es mucho más sencillo de preparar de lo que piensas. Ingredientes
Para la masa quebrada:
250 g de harina
125 g de mantequilla fría, cortada en cubos
1 pizca de sal
1 cucharada de azúcar
5 cl de agua fría
Para la crema del flan:
1 l de leche entera
6 yemas de huevo
2 huevos enteros
200 g de azúcar extrafino
90 g de maicena
1 vaina de vainilla (o 2 cucharaditas de extracto de vainilla)
Utensilios necesarios
Continúa en la página siguiente
