Hoy representa un hito importante que Chance ha estado luchando por más de tres años. Es un momento que representa la perseverancia, la valentía y los triunfos silenciosos que a menudo pasan desapercibidos fuera del hospital. Cuando a Chance le diagnosticaron leucemia linfoblástica aguda de células T de alto riesgo, la lucha que siguió rápidamente superó todo lo que su familia podría haber anticipado.
Durante los últimos 1000 días, el niño ha soportado un tratamiento incansable: quimioterapia intensa, interminables análisis de sangre y el dolor físico de un puerto de difícil acceso. Cada día en la clínica traía consigo su propia ansiedad; las enfermeras nunca sabían si podrían colocarlo a la primera, lo que dejaba a Chance dolorido, exhausto y, a veces, con lágrimas en los ojos.
Sin embargo, hoy, ese puerto finalmente se ha ido. “Es más que un simple paso médico”, dijo su madre, Amy, con la voz temblorosa de orgullo y alivio. Cada rasguño cuenta la historia de lo dura que ha sido esta lucha. Después de todo lo que ha soportado, solo quiero que vuelva a sentirse como un niño.
Para Chance, el puerto no era solo un dispositivo médico, sino un recordatorio del largo y agotador camino que ha recorrido. Cada pinchazo, cada moretón, cada cicatriz representa innumerables momentos de valentía, determinación y resiliencia que la mayoría de los niños de su edad jamás podrían comprender. Sin embargo, a pesar de todo, Chance se ha mantenido valiente, incluso cuando el camino fue abrumador.
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