Me divorcié de mi esposa después de 7 años, y al visitar una vez a mi ex suegra, quedé devastado cuando descubrí el terrible secreto que había estado ocultando todo este tiempo…
En el fondo, incluso imaginaba que quizá Mariana también estaría allí y que podríamos tener una conversación tranquila después de tanto tiempo.
Me quedé frente a la puerta, extrañamente nervioso.
La puerta se abrió y Doña Carmen me miró con una mezcla de sorpresa y profunda tristeza en los ojos. Con voz temblorosa, dijo:
“Hijo… has vuelto”.
Entré. La casa seguía igual, pero el ambiente era inusualmente silencioso.
En la sala, sobre la mesa, había una foto de Mariana, enmarcada con un lazo negro. Me quedé paralizado, con el corazón paralizado.
“Mamá… ¿es esto…?”, balbuceé.
Doña Carmen suspiró, con la voz quebrada:
“Mariana nos dejó hace casi medio año”.
Respiré hondo. Sentí que el suelo se hundía bajo mis pies. No quería creerlo, pero los ojos llenos de lágrimas de Doña Carmen lo decían todo.
Me dejé caer en la silla, con la mente en blanco.
¿Por qué nadie me lo había dicho? ¿Por qué me había enterado tan tarde?
Como si presentiera mi tormento, Doña Carmen puso un sobre en mis manos:
“Me pidió que lo guardara. Dijo que si alguna vez regresabas, lo leerías”.
Con manos temblorosas, lo abrí.
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