Los candados forman parte de nuestra vida diaria: ya sea para asegurar una bicicleta, una taquilla o una puerta, garantizan la protección de nuestras pertenencias. Sin embargo, un pequeño detalle a menudo nos confunde: ¿por qué hay un orificio debajo de la base del candado? A simple vista, parece insignificante, pero en realidad juega un papel clave en la longevidad y el correcto funcionamiento del mecanismo.
Protección contra la oxidación y la humedad
Una de las principales razones de este orificio es evitar que el agua se acumule dentro de las cadenas. Cuando una cadena se expone a la intemperie (lluvia, nieve, humedad), el agua puede filtrarse y causar oxidación. Esta oxidación puede bloquear el mecanismo interno y dificultar, si no imposibilitar, la apertura.
Gracias a este pequeño orificio, el agua puede drenar libremente, evitando la oxidación y prolongando así la vida útil del candado. Un detalle de diseño simple pero eficaz.
Acceso para mantenimiento y desbloqueo
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